¿Recuerdas esta famosa frase? ¿A que edad de tu vida te transporte? A mi me la decían en el colegio cuando recibía el curso de Deportes, nos ponían a competir muchas veces cuando estábamos en la temporada de atletismo. ¿Recuerdas la posición de salida? En sus marcas nos poníamos en posición, luego levantamos el cuerpo en listos y el fuera tratabas de correr con todas tus fuerzas enfocados en la meta.

Te haz puesto a pensar que la vida es una carrera donde todos vamos detrás de algún objetivo hasta que llegamos a la meta (la muerte), muchos están corriendo en direcciones muy opuestas, unos corren por poder, dinero, cosas materiales, fama etc., y otros por adrenalina, por obtener todo más rápido, más fácil, para ser mejor que otros y llenar así el ego, una falsa identidad y una “supuesta aprobación”.
Y ahí comienzan otra carrera sin sentido en la que, a medida que se avanza, se van matando a sí mismos y esto los lleva al mismo punto donde empezó o incluso peor, pues muchos desembocan en drogas, alcohol, violencia etc. Pero en las pausas que puedes hacer en esta carrera te das cuenta de lo infeliz, insatisfecho y inseguro que te vuelves por no tener la verdad del propósito de tu vida, pero aun así viendo que todo esta cayendo a tu alrededor, te auto convences de que no esta tan mal y lo sigues intentando una y otra vez, maquillando el dolor, la desesperación, la soledad, hasta que llega la muerte (Fin de la carrera). ¿Sabes que es lo más doloroso? que inviertes tiempo que nunca volverá, momentos que al terminar la carrera de tu vida o termina la de los que te rodean, la culpa y el remordimiento te atrapan con preguntas: ¿Si tan solo hubiera hecho, dicho? Pero ya no hay tiempo lo hecho, hecho está…

Uno de los mayores errores que tenemos como seres humanos es creer que en este mundo somos eternos y que nunca nos pasara nada, sin saber que nuestra vida es tan frágil y corta, el tiempo cada vez avanza más rápido, la muerte nos llegara a todos, ricos, pobres, altos, bajos etc. Esta es la realidad de vida en la que vivimos y debemos tener presente que nadie saber la hora y el lugar cuando partiremos y debemos estar conscientes de esto. Por eso quiero pedirte un favor y que te respondas estas preguntas con sinceridad:

¿Cuál es mi meta? ¿Estoy corriendo con Propósito? ¿Estoy desperdiciando mis fuerzas y tiempo en cosas secundarias?

Uno de los pasajes de la biblia que me ha enseñado a vivir con un objetivo claro y con propósito es lo que pablo escribió:

1 Corintios 9:24-27 (NTV)
24 ¿No se dan cuenta de que en una carrera todos corren, pero solo una persona se lleva el premio? ¡Así que corran para ganar! 25 Todos los atletas se entrenan con disciplina. Lo hacen para ganar un premio que se desvanecerá, pero nosotros lo hacemos por un premio eterno. 26 Por eso yo corro cada paso con propósito. No solo doy golpes al aire. 27 Disciplino mi cuerpo como lo hace un atleta, lo entreno para que haga lo que debe hacer. De lo contrario, temo que, después de predicarles a otros, yo mismo quede descalificado.

Pablo está utilizando una ilustración que los Corintios conocen a la perfección, el deporte. Después de los juegos olímpicos seguían en importancia los juegos ístmicos celebrados en Corinto cada tres años, se podían ver como los deportistas se preparaban para estos juegos. Pablo tenia un objetivo claro y estaba dispuesto cueste lo que cueste en cumplir el propósito de Dios de su vida en esta tierra en obediencia, con sentido, con servicio y pasión, Pablo tenía miedo de perder la corona, no la salvación eterna que recibimos por gracia de Dios. Pablo no quería perder su premio, el que recibiría por su vida. ¡Quería ganar la carrera!

EN SUS MARCAS: Debemos vivir en un constante entrenamiento (una relación intima con Dios, auténtica y sincera) debemos aprender a desprendernos de aquellas cosas que dificultan nuestra carrera (heridas, fallas, pecados etc.) no por mandato, sino por convencimiento, comprendiendo lo que estamos haciendo.

LISTOS: Tener una buena actitud y todos los días trabajar en nuestros pensamientos pues en ellos esta la victoria o la derrota, para ello debemos soltarle el control a Dios, permanecer en su palabra y perseverar en la fe. Paso a paso, avanzando.

FUERA: El secreto de todo buen corredor está en la constancia de todo lo que hace tanto en su entrenamiento, como durante la carrera. Debemos entender que toda obra para bien y poner nuestra mirada solo en Jesús el autor y consumador de la fe. Es tiempo de volver a enfocarnos en lo que realmente es importante y dejar de vivir solamente en lo necesario como prioridad.

¡Listo (a) Para tu Carrera!