¿Te has dado cuenta de que nuestro tiempo real es HOY?
 

Ahora si podemos decir que el mañana para muchos puede parecer incierto y debemos recordar que una de las cosas que nunca recuperaremos es el TIEMPO, en un año vivimos 12 meses, 365 días, 8,760 horas, 525,600 minutos, 31,556,926 segundos y de todos ellos puedes meditar cuales los has vivido efectivamente o cuales los has desperdiciado, lo cierto es que no regresarán sea cual sea tu manera de vivirlos. Quiero que hagas una pausa y medites ¿cuánto de todo este tiempo lo has invertido en agradecer? Y no me refiero a las gracias que decimos o hemos aprendido de manera automática o por obligación. Hay que tener claro que hay mucha diferencia entre decir “gracias” y tener un corazón agradecido, dice el diccionario que: Gratitud, es el sentimiento que experimenta una persona al estimar un favor o beneficio que alguien le ha concedido. Al sentir gratitud, el sujeto desea corresponder el mencionado favor de alguna manera.

Casi siempre vivimos quejándonos por lo que nos falta o por lo que no tenemos, pero ¿sabes dónde radica todo? en que nos dejamos invadir por la arrogancia, la indiferencia, las preocupaciones y los afanes del día. Es la sociedad que hemos creado materialista, egoísta, ambiciosa “por querer más y más” que nos dan ese falso sentir que lo merecemos todo de todos, no importando nada más que satisfacer nuestro propio yo y muchas veces eso nos hace sacrificar nuestros valores, nuestra familia y nuestro corazón.

Yo experimente esta situación cuando me invitaron a participar en un espectáculo de payaso, al principio no pregunte donde sería pues eran amigos muy cercanos, así que me preparé y estaba emocionado de saber que compartiríamos con muchos niños, se llego el día esperado, todos llegamos al punto de reunión y partimos al lugar de destino, lo impresionante fue que cuando íbamos llegando no era el evento en alguna casa o un salón de eventos, era un hospital, en mi interior todo cambio completamente. Cuando entremos bajo las medidas y nos dirigíamos al área de pediatría yo iba atento a todo lo que sucedía a nuestro alrededor, nos llevaron a donde nos íbamos a preparar y a cambiar, yo no quise preguntar mucho porque siempre me a tocado en lo profundo de mi corazón lugares como estos y más cuando se tratan de niños. Se llego la hora del espectáculo salimos todos a saludar a todos los niños y sabes ahí me di cuenta de que estos niños tenían todo tipo de quemaduras en sus cuerpos y eso me hizo dar aun más de mi para que por estas horas pudieran estar felices y que conocieran el amor de Jesús. Terminamos abrazándolos a todos ellos no cabían de la felicidad y empezamos frecuentemente a ir a este lugar, hasta que un día una madre con lágrimas en sus ojos se me acerca y me dice: Desde que ustedes empezaron a venir y hablar de la identidad, del amor, de la verdadera belleza interna y que Dios no nos rechaza, mi hija empezó a hablar luego de un tiempo difícil que pasamos, y sabe me hizo comprarle un vestido especialmente para este día, porque ella sabia que hoy te vería, en ese momento ella llama a su hija y yo la veo venir con una sonrisa directamente a abrazarme, ella amigos tenía toda su carita y cuerpo quemado, y me dice: gracias, con lágrimas en sus ojos, nunca me había sentido amada como estos últimos días. Ahí entendí que la vida no se trata de cuanto puedo poseer, sino cuanto puedo dar, encontré el verdadero sentido de la gratitud, encontré que la vida no se trata de mí, sino de lo dispuesto que puedo estar para que Dios me utilice para sus propósitos.

¿Por qué agradecer? Son muchas las cosas que hemos recibido de parte de Dios que no merecíamos como la gracia y la misericordia, todos hemos fallado en algún momento de nuestras vidas, aun así, Dios sigue siendo fiel con nosotros y lo demostró muriendo en la cruz por ti y por mi para darnos vida eterna ¿Lo merecíamos? No, pero su amor nunca deja de ser ¿Qué más necesitas para estar agradecido? Si tú y yo lo que merecíamos era una muerte eterna, algo que ni el dinero, ni las posesiones, ni el poder pueden cambiar…

Salmo 103:1- 5
1 Que todo lo que soy alabe al Señor; con todo el corazón alabaré su santo nombre. 2 Que todo lo que soy alabe al Señor; que nunca olvide todas las cosas buenas que hace por mí. 3 Él perdona todos mis pecados y sana todas mis enfermedades.4 Me redime de la muerte y me corona de amor y tiernas misericordias. 5 colma mi vida de cosas buenas; ¡mi juventud se renueva como la del águila!

Quiero hacerte un reto, a que hoy te tomes un tiempo y les expreses tu agradecimiento por lo que son, no por lo que te dan, a tus padres, cónyuge, hijos, amigos, familia, vecinos, a las personas que te hacen los alimentos, que te sirven, no esperes que sea demasiado tarde para hacerlo.
Te comparto una frase que me hizo cambiar: “Cuando al mal agradecido se le olvido quien le ayudo, la miseria le refresca la memoria”. En la medida que practiquemos el ser agradecidos vamos realmente a vivir una vida plena y a valorar, amar, a disfrutar lo que es realmente importante.

1 Tesalonicenses 5 :16-19
16 Estén siempre alegres. 17 Nunca dejen de orar. 18 Sean agradecidos en toda circunstancia, pues esta es la voluntad de Dios para ustedes, los que pertenecen a Cristo Jesús.